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Un año antes del inicio, París 2024 reveló su antorcha inspirada en la igualdad, el agua y la paz.

Jul 25, 2023

Por todo lo que representa para la tradición olímpica, cuesta creer que una línea de tiempo imaginaria del fuego sagrado desde la Antigua Grecia hasta nuestros días pueda tener varios casilleros vacíos.

Aferrados como estamos a historias entrañables, damos por sentado lo que se desprende de algunos grabados rescatados de las ruinas de Olimpia que dan fe de la omnipresencia del fuego olímpico como fuente de inspiración de nuestros antiguos héroes.

Sin embargo, como ocurre con otros símbolos de la magnitud del himno o la bandera, el fuego como puente entre la Antigüedad y la actualidad sólo reapareció en Amsterdam en 1928. Aun así. No fue hasta Berlín 1936 cuando renacieron tanto las antorchas como los ya legendarios relevos con destino final en el pebetero del estadio.

Después de que cuatro años después, tanto en Ámsterdam como en Los Ángeles, el pebetero fuera encendido sin pértiga -en suelo holandés, no era un deportista el que estaba al mando sino un empleado de la compañía de gas local-, comenzó una costumbre en los alemanes. suelo que hoy es indivisible de los propios juegos.

Fritz Schilgen, deportista local especializado en pruebas de media distancia y cross-country, estuvo a cargo del último de los más de 3.800 relevos que llegaron a Alemania desde Grecia cruzando tierras de Bulgaria, Yugoslavia, Hungría, Checoslovaquia y Austria. Así de largo fue el recorrido de la primera antorcha olímpica diseñada por Peter Wolf y Walter Lemcke. Y así de importante acabó siendo la figura de Schilgen, quien fue invitado como asesor del Comité Organizador de Múnich en 1972. Nada comparable al último homenaje que le rindió el olimpismo: a los 90 años, volvió a encender el pebetero. en el Estadio Olímpico de Berlín como parte del viaje que finalizó en Atlanta en 1996.

Detrás de cada antorcha olímpica se esconden miles de historias. Tantos como aparecerán cuando haya pasado la próxima cita parisina.

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Dentro de exactamente un año, el fuego olímpico iluminará París. Habrá que esperar hasta el 26 de julio de 2024 para conocer la respuesta a dos de las grandes preguntas del acto inaugural: quién será el encargado de llevar la antorcha en los últimos metros y cómo se encenderá el pebetero.

Mientras tanto, una de las certezas que ya tenemos es cómo será la antorcha, que iniciará su recorrido en Francia el 8 de mayo del próximo año y será llevada por 10.000 personas hasta el relevo que encenderá el pebetero. De color champán, se inspira en tres de los símbolos de París 2024: igualdad, agua y tranquilidad.

“Siguiendo nuestra lógica de tender puentes entre los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, ambos comparten el mismo emblema y la misma mascota. En París 2024 también tendremos el mismo diseño para la antorcha”, afirmó Tony Estanguet, presidente del Comité Organizador de París 2024. Y añadió: “Este artículo representa todas las ediciones de los Juegos. Cuando miramos atrás en la historia, cada antorcha es más bonita que la anterior y cada una es única. Todos los países están intentando mostrar su creatividad y podemos verlo. Es un objeto estético que cuenta para algo”.

“La igualdad se simboliza a través de la simetría perfecta y el agua a través de los efectos de las ondas, el relieve y la vibración, mientras que la reconciliación se simboliza con las suaves curvas”, explicó el diseñador Mathieu Lehanneur y explicó: “Trabajamos como escultores, no queríamos añadir cosas. Desde la idea inicial queríamos volver a la esencia de lo que buscábamos y utilizar el menor material posible y conseguir la máxima ligereza”.

“Diseñar la antorcha es el sueño de los creativos. Es un sueño que sólo ocurre una vez en la vida, como un encuentro milagroso con la historia. Tan ritual como mágica, la antorcha es un objeto mítico. Es un símbolo de cohesión y de compartir; es la verdadera clave de los Juegos. Para París 2024, y por primera vez en la historia, juega en perfecta simetría hablarnos mejor de igualdad”, destacó Lehanneur.

La antorcha tendrá un tamaño de 70 centímetros, pesará 1,5 kilos y se construirán 2.000, aunque, entre Juegos Olímpicos y Paralímpicos, serán 11.000 relevistas. “Fue una discusión real, un elemento clave que nos llevó algunos meses discutir. Sabíamos que nuestra antorcha es un aspecto real a proponer como legado, como elemento aspiracional, pero al mismo tiempo nuestra promesa en París 2024 es intentar ser sostenibles. Creo que tomamos la decisión correcta, logramos este equilibrio entre sostenibilidad y legado”, dijo la directora de celebraciones, Delphine Moulin.

El 16 de abril tendrá lugar la tradicional ceremonia en la que se encenderá el fuego olímpico en Olimpia y llegará a Marsella el 8 de mayo procedente de Atenas. El viaje de la antorcha durará 68 días, pasará por 64 territorios de Francia y dentro de un año, el 26 de julio de 2024, se encenderá el pebetero.

Más allá de lo que representa el fuego olímpico, un mensaje aún más poderoso llega a través de lo que representan los relevos.

En vísperas de Río 2016, los siempre presentes indignados en las redes sociales se pronunciaron fuertemente contra los actores, modelos o personas influyentes que participaban en los mensajes de las antorchas. La leyenda explica que, lejos de ser un ritual reservado a los deportistas, la idea es invitar a distintos representantes de la sociedad o simplemente vecinos del barrio por el que se realiza el recorrido a sumarse a la celebración.

No sin un toque de romanticismo, nos quedó el maravilloso mensaje de que, hace casi 3.000 años, los habitantes utilizaban ramas quemadas para que, de la mano, todos supieran que, muy pronto, llegaría el momento de celebrar a los dioses de el estadio.